Los demócratas de toda la vida son esos seres que reparten carnés de demócratas, esos sujetos que miran para otro lado en escándalos como Caja Navarra, esos pájaros que funcionan como lobby de presión hacia los socialistas navarros, ya que hace la friolera de once años que la derecha navarra no obtiene la mayoría en la Comunidad Foral, hecho que no es óbice para que la derecha navarra haya mantenido el trono del reino durante estos once años.
Los demócratas de toda la vida son esa chusma que descalifica cualquier intentona demócrata de gobernar Navarra, esos toreros muertos que montaban manifas contra ZP por negociar con ETA, y ahora que ETA no mata, se niegan a homenajear a ZP, el Presidente que trajo la paz al norte de España.
Los demócratas de toda la vida son esos que llevan cuarenta años diciendo que los de ETA deberían reconvertirse en un partido político, y ahora que se han convertido, dicen que quién cojones son ellos para hacer política, que qué hostias hacen hablando los amigos de los etarras en el Parlamento, cuando esta gente está estigmatizada por ser amigos de los asesinos. Pero de los asesinos que les interesan a los demócratas de toda la vida, porque cuando se habla de otro tipo de asesinos, del franquismo en concreto, los demócratas de toda la vida dicen que hay que mirar para adelante y olvidar el pasado.
Los demócratas de toda la vida se creen en el derecho de estigmatizar con la etiqueta de etarras a Podemos y a todos los que no bailen el agua, cuando al partido de los demócratas de toda la vida lo fundaron capos del franquismo. Los demócratas de toda la vida no entienden que unos jóvenes vascos defendieran la libertad, la cultura y el idioma con las armas, cuando los demócratas de toda la vida entienden perfectamente el golpe del 18 de julio por la excusa de la persecución de las libertades-la religiosa especialmente-. A los demócratas de toda la vida se les ha acabado el chollo de UPN, porque a UPN se le ha agotado el discurso de la gestión, de la a honradez y de ETA para arriba y para abajo. El único discurso vivo para los demócratas de toda la vida es el "qué vienen los vascos", cuando los demócratas de toda la vida saben diferenciar perfectamente que un hipotético Gobierno de Bildu puede como máximo montar un referéndum, con la palabra última del pueblo, que a día de hoy en Navarra se niega a ser parte de una Euskal Herria, que a muchos progresistas ni nos convence ni nos convencerá.
Los demócratas de toda la vida andan estos días promocionando un libro que recuerda los asquerosos y sangrientos crímenes de la ETA, porque "no hay que olvidar", mientras que los demócratas de toda la vida se niegan a homenajear a los demócratas, estos de verdad, que murieron bajo la bandera de la República, porque eso es "revanchismo".
Los demócratas de toda la vida, que se niegan a consultar a sus bases, a las que tratan como chusma obediente, acaban de elegir a un pagafantas como candidato, mientras premian a empresarios que se lucraron bajo el Régimen de Franco para celebrar el día de todos los navarros.
A los demócratas de toda la vida se les ha acabado el chollo, tienen un pelele como candidato y dos capos sicilianos en la recámara, Sanz y Barcina, que intentarán enriquecer su patrimonio como lobbistas cualificados mientras la fiesta continúe. Los demócratas de toda la vida tienen una oligarquía empresarial que les apoya, un periódico de Régimen que los apuntala, un discurso vascófobo que hace vibrar a la carcundia, una Iglesia opusiana que los bendice y unas bases ovejiles que aplauden a la Luna, con un cerrilismo en el voto digno de estudio. Es hora que los demócratas de toda la vida se democraticen de una puñetera vez, ya que es penosa esa mezcolanza a la fuerza de centristas pijos, navarristas anacrónicos, fascistillas con jersey de los domingos, monjas con sotana y españolistas alérgicos a media España-lease catalanes, rojos, animalistas, vascos, gays, inmigrantes con DNI, lesbianas, ateos, vegetarianos, amanerados o blaugranas-. Es la hora de que la derecha salga del poder y es la hora de no mirar para otro lado, porque el que mira para otro lado no es a día de hoy un hombre honesto, sino chusma cómplice, derechistas de esos que solo deberían anidar en museos sobre la España profunda.
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