Ahora más que nunca queda en evidencia el páramo mediático navarro, que dejando al margen los pequeños medios folclóricos locales, tiene al medio más influyente, Diario de Navarra, entregado a UPN.
Diario de Navarra sigue pilotando ese conglomerado consolidado después de la guerra. Una oligarquía bendecida por la Iglesia y controlada por el Opus, que ha conseguido hundir el navarrismo, ese reducto marginal y romántico en el que se refugian algunos, ya que saben que para evitar la vasquización navarra, han tenido que digerir el mando de Castilla, es decir, de España.
A UPN, partido de transición con la misma utilidad efímera de la extinta UCD, le debemos las gracias por la lucha por conseguir el actual encaje de Navarra en España, pero nada más. Debiera haber desaparecido en el olvido, en vez que haberse quedado como partido del régimen, donde cohabitan los navarristas, compensados en el 78 con las migajas de los fueros, y los españolistas rancios de correa, a los que no les importa que su PP se camufle en ese magma conservador, que se parapete con una careta navarrista, con tal de evitar el nacimiento de una utópica Euskal Herría, potente nación industrializada al norte del Estado español, que no se consagrará las próximas décadas, ya que los navarros no queremos quedar diluidos como la nueva Álava compensada con un Parlamento nacional.
A los socialistas, habiendo olvidado a la ikurriña, bandera adoptada con tal de no aceptar una similar bajo la que mataron a sus antepasados, les queda poca vida, tras la salida fallida de Urralburu del poder y el torpedeo del tripartito de Otano, tras la guerra sucia de Diario de Navarra. Desde entonces han menguado sus representantes con una sucesión de líderes ineptos, a los que Ferraz les ha bloqueado Gobiernos progresistas por intereses electoralistas a nivel nacional, ya que Navarra para lo único que le importa al PSOE es para que dé la menor guerra posible, prefiriendo incluso su desaparición a su resurrección en el poder.
El conglomerado de la derecha, a la que muchos navarristas dicen que nunca debieron aceptar al PP como un partido hermano, se rompió por el aperturismo de Alli respecto al torpedeado órgano común con Euskadi, lo que llevó al entonces líder de UPN a crear el CDN, partido que fue de más a menos.
Desde entonces gobernó Miguel Sanz, que jugando la baza de salvar a Navarra de Euskadi en brazos de España, salvó su último Gobierno gracias a un pacto con Ferraz, que le obligó a romper con el PP y en la actualidad a convertirse en un Pepito Grillo del partido regionalista, convertido el corellano en la máxima figura del socialismo navarro actual.
Medios navarros
La política ultraconservadora y vascófoba de UPN respecto a los medios de comunicación ha traído el erial que observamos hoy en día en la prensa navarra. El partido regionalista se ha movido entre evitar licencias a medios euskaldunes, bloquear las emisiones de ETB, pactar con Polanco-al que le dejó reabrir el Canal 4 a cambio de de tratarlo desde El País como un cacique de derechas mimado, tipo PNV o Ciu-, dar confort a Diario de Navarra-excepto con la guerra por la que impulsó la efímera Estafeta- y cuidar a Michel Méndez Pozo, gerente de Canal 6 y Navarra TV, regado en subvenciones, proveedor del centro territorial de TVE en Navarra y adjudicatario de licencias de radio por las que gana dinero alquilando las mismas.
Sin una televisión autonómica digna que llevarnos a la boca, medio que une y cohesiona a las comunidades autonómicas por los trece territorios donde se emiten estos canales, la diversa Navarra no se nos ha promocionado, dejando el modelo único social y cultural al vasquismo. Es decir, Navarra ni tiene discurso mediático ni modelo, por lo cual, el que lo pretenda debe amar Euskadi, terrotorio con el que compartimos cultura, idioma y folclóre, pero con el que divergemos en muchos puntos.
La oportunidad mediática perdida, nos ha dejado huérfanos en los medios de navarrismo, solo cacareado por Diario de Navarra, multimedia incapaz de lanzar una emisora de radio para los navarros, porque claro, prefieren convertirse en una sucursal de medios madrileños como COPE u Onda Cero, con la programación navarra en mínimos.
El tablero navarro
Ocho fuerzas políticas parten con posibilidades de obtener representación en las próximas autonomicas. Favorito parte UPN, que parece que volverá estos días a echar un pulso entre Barcina y Sanz, con Esparza y Catalán como caras visibles de los proyectos, el uno más pepero y el segundo más cercano a la alianza con el PSN. El partido confesional regionalista, echado en brazo de los lobbys empresariales, nada entre el descrédito, la corrupción y una gestión nefasta de nuestros servicios. Muerta ya la ETA, a UPN solo le queda vivo el discurso del "qué vienen los vascos", cuando todos sabemos que un utópico referéndum sería bloqueado por mayoría por los ciudadanos de la Comunidad Foral.
En el PSN siguen como pobres infelices, esperando prolongar su vida lo máximo posible, tras percibir sus bases que los socialistas, dominados por Madrid, no son el mecanismo correcto para promulgar el cambio en la Comunidad Foral.
En Bildu han demostrado una vez más su miopía política, al no escoger como candidata a la impetuosa Bakartxo Ruiz, porque en la coalición abertzale sigue dominando esa basura llamada Sortu, con la elección como candidato de Adolfo Araiz, incapacitado para gestionar ni una comunidad de vecinos tras la ruina de la Sakana navarra.
Está sobreviviendo también Geroa Bai. Es decir, el marginal PNV con la careta progre, que sobrevive gracias al carisma de Uxue Barkos.
También sobrevive Izquierda-Ezkerra, coalición hundida tras la irrupción de Podemos, que tendrá que batallar en solitario por mantener al menos un diputado.
Y promete Podemos, que sin líder ni programa, sigue contagiando con su regeneracionismo a todos los territorios donde tiene círculos políticos.
El que promete poco es el PP, ese partido freak al que hasta las élites parecen querer dejar morir, en beneficio de UPN. Eloy Villanueva, el pequeño Nicolás navarro, lidera la formación. Este político es el pájaro que lo mismo dice "kaixo" en una herriko que tiene los huevos de ponerse el polo de los domingos con la bandera española, excusándose con que era un infiltrado policial. Con dos cojones, que son los que le duelen a Cervera tras ser apuñalado por este sujeto. Por este camino, el PP navarro le competirá los votos con la Derecha navarra y española de Ciprés, que ahora tendrá más complicado asaltar ayuntamientos con media docena de votos, pese a su alianza con VOX.
Aunque la formación más curiosa que puede entrar en nuestro parlamento es UPyD, partido que critica abiertamente los anacrónicos fueros, esos que son defendidos por esos navarros, que no españoles, por mucha banderita que luzcan en el coche. ¿Será capaz UPyD de presentarse en Navarra prometiendo quitar la prenda del 78? Sería digno de una formación a respetar, si no tuviera como líder a Rosa Díez, que acaba de repetir autoritarismo al negarse a pactar con Ciudadanos.
Así está el patio navarro y así de triste está el plano mediático, que ambos aspectos puede mejorar, por muchos Navarras Arenas, por muchos Osasunas podridos y por muchos impagos en el IVA que alberguemos. Porque este reino diverso lo merece.
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