La precariedad y los recortes imperan en los centros de salud riberos. El sindicato médico ha impulsado un observatorio para denunciar los problemas en la organización de las urgencias rurales. Y en tal informe sobresalen problemas como los turnos maratonianos a los que el personal médico se ve sometido, el problema en las sustituciones, y los horarios poco adecuados, que afectan a la atención médica en localidades como Cascante, Valtierra y Corella.
En Corella se evidenciaron los recortes cuando una plaza de atención primaria quedó vacante. En vez de contratar a personal para cubrir el servicio, el Centro de salud corellano ofertó una plaza remunerada da 32 euros la hora extraordinaria, sin derecho siquiera a libranza, con la intención de cubrir el servicio y salir del paso. "El problema para estos centros de salud es que las ofertas se han precarizado tanto que a algunos enfermeros ni siquiera les merece la pena desplazarse por ejemplo desde Pamplona a la Ribera, con el consiguiente gasto de gasolina, autopista y riesgos", nos dice Txomin González, liberado sindical de LAB.
"El mismo equipo médico se ve obligado a cubrir horas extras, que aunque en realidad son horas extraordinarias, son disfrazadas con pluses de productividad. Los trabajadores médicos prefieren irse a otras comunidades, que ya ofertan mejores condiciones que Navarra, que antes era el modelo para el resto del Estado en cuestión de salud", afirma González.
Estos frutos son obra de la modificación del pasado año en atención primaria y urgencias en el entorno rural, que remató unos progresivos recortes que afectan muy mucho al cuerpo médico: lo que hace unos años era una sustitución al 100% de la jornada laboral, se convirtió primero en una sustitución al 70%, más adelante al 50%, y ahora prácticamente solo se cubren los puestos unipersonales del equipo. Es decir, que prácticamente solo se cubren los puestos en localidades pequeñas si cae de baja el único médico/a o el único enfermero/a.
La reducción de las sustituciones obliga a suspender centenares de citas, y la precariedad de medios en atención primarias y de urgencias, también se evidencia con la falta de renovación de equipamiento de trabajo, excepto la distribución de unos chalecos sin mangas, ideales para estas fechas.
Antes alguien del personal médico encaraba una jornada de guardia de 17 horas, y ahora se reparten entre dos personas, con las pérdidas económicas que ésto ocasiona a los trabajadores. La errática distribución de las cargas de trabajo, también conlleva que el cuerpo médico pierda eficacia respecto a los pacientes, que sufren en carne propia las estratosféricas listas de espera propiciadas por los últimos recortes.
En Corella se evidenciaron los recortes cuando una plaza de atención primaria quedó vacante. En vez de contratar a personal para cubrir el servicio, el Centro de salud corellano ofertó una plaza remunerada da 32 euros la hora extraordinaria, sin derecho siquiera a libranza, con la intención de cubrir el servicio y salir del paso. "El problema para estos centros de salud es que las ofertas se han precarizado tanto que a algunos enfermeros ni siquiera les merece la pena desplazarse por ejemplo desde Pamplona a la Ribera, con el consiguiente gasto de gasolina, autopista y riesgos", nos dice Txomin González, liberado sindical de LAB.
"El mismo equipo médico se ve obligado a cubrir horas extras, que aunque en realidad son horas extraordinarias, son disfrazadas con pluses de productividad. Los trabajadores médicos prefieren irse a otras comunidades, que ya ofertan mejores condiciones que Navarra, que antes era el modelo para el resto del Estado en cuestión de salud", afirma González.
Estos frutos son obra de la modificación del pasado año en atención primaria y urgencias en el entorno rural, que remató unos progresivos recortes que afectan muy mucho al cuerpo médico: lo que hace unos años era una sustitución al 100% de la jornada laboral, se convirtió primero en una sustitución al 70%, más adelante al 50%, y ahora prácticamente solo se cubren los puestos unipersonales del equipo. Es decir, que prácticamente solo se cubren los puestos en localidades pequeñas si cae de baja el único médico/a o el único enfermero/a.
La reducción de las sustituciones obliga a suspender centenares de citas, y la precariedad de medios en atención primarias y de urgencias, también se evidencia con la falta de renovación de equipamiento de trabajo, excepto la distribución de unos chalecos sin mangas, ideales para estas fechas.
Antes alguien del personal médico encaraba una jornada de guardia de 17 horas, y ahora se reparten entre dos personas, con las pérdidas económicas que ésto ocasiona a los trabajadores. La errática distribución de las cargas de trabajo, también conlleva que el cuerpo médico pierda eficacia respecto a los pacientes, que sufren en carne propia las estratosféricas listas de espera propiciadas por los últimos recortes.
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